miércoles, 18 de noviembre de 2009

Las dos caras de la moneda

Me siento estafado. Siempre me he llevado bien con un par de compañeros de trabajo pero estoy empezando a sentir que no son buenas personas y que me la van a jugar. Uno de ellos, además, ostenta un cargo de responsabilidad y se cree que va a heredar la empresa. En todo caso heredaría los restos de un naufragio, cosa que de momento desconoce. Sienten que son indispensables, cosa errónea totalmente en estos tiempos que corren. El tiempo les bajará los humos. Yo por mi parte, dejo de tener relación cordial con ellos, los tratare como a otros compañeros, con la mayor indiferencia posible.

Por otro lado, María C, una compañera de trabajo, de las muchas que tengo, se preocupa por mí. Me ve últimamente muy tenso, quizás demasiado, me dice. Le digo la verdad. El sueño me puede. Estoy irritable. Me disculpo con ella, la verdad es que se porta conmigo fenomenal y la aprecio un montón. Otra compañera, María B, parece que quiere ser mi madre, me dice que tengo que comer y me defiende de los malos comentarios que a veces nos llegan. María B es nueva, no lleva mucho con nosotros, pero ya le tengo mucho cariño. Ella tiene muchos problemas y uno de ellos, es traérselos al trabajo. Espero que pueda resolverlos, ella sabe como, solo falta el empujoncito decisivo.

Son las dos caras de la moneda, una de cal y otra de arena. Imagino que a todos os pasa pero en mi, es muy radical.

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